19 de junio de 2023
Valentin Varela Floriano.
El pasado 15 de mayo dio oficialmente iniciada la temporada de huracanes que este año se extenderá hasta el 30 de noviembre donde nos veremos beneficiados, con las muy necesarias lluvias que el sector agrícola necesita. Durante los últimos días, todos estamos siendo testigos de un fenómeno muy conocido como “El niño”, al que la organización meteorológica mundial define como: un fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera, lo que representa una serie de peligros tales como un aumento en las temperaturas de la región, las sequias, fuertes lluvias e incluso inundaciones. Por lo que experimentaremos un mayor impacto sobre los estragos que ocasiona ya que estaremos envueltos en un domo de actividad anticiclónica lo que representa más calor, esto quiere decir que el calor estará estacionado en ciertas regiones del país, si lo comparamos con algo de la vida cotidiana estamos dentro de la cazuela, cocinándonos a fuego lento, haciendo evidente este proceso de sequias prolongadas, mientras que en otras regiones estamos viendo lo contrario, en días pasados en ciertas zonas del estado de Quintana Roo se vio afectado por las inundaciones, otro de los peligros del niño.
Lo que nos hace reflexionar si Tlaxcala experimentara lluvias intensas ¿podría salir bien librado? es importante recalcar que, aunque las inundaciones pudieran ser consideradas normales, estas se pueden prevenir y lo vamos a lograr de una sola manera, esto mediante la colaboración del personal responsable del alcantarillado pero también evitando que nuestros residuos sólidos urbanos (basura) terminen en la calle, hagamos un poco de números sobre este tema, según datos de la SEMARNAT hasta el año 2020 en Tlaxcala se producían 1,199,608 kilogramos de basura por día, y estos solo son datos de lo que termina en el sistema de contención, pero todo aquello que no es recolectado se convierte en un gran problema porque es la principal causa de congestión de las alcantarillas y traga tormentas que se instalan en los distintos municipios del estado. Esa basura que nosotros decidimos no guardar por ejemplo esa bolsa de papas que compramos en la 20 de noviembre o en cualquier otra esquina, aquella hoja del tamal que desayunamos por la mañana, los popotes del jugo verde con prebióticos que tomamos muy cotidianamente, sin olvidar las cucharitas del helado o del yogurt inclusive una simple servilleta, pero por más pequeña o insignificante que parezca cada residuo que no termina en un contenedor se convierte en el emisarios de una inminente inundación,. De esta historia año con año somos testigos, cuando menos una vez al año múltiples zonas de la ciudad de Tlaxcala o de Santa Ana termina unos centímetros bajo el agua haciendo evidente estos estragos de la temporada de lluvias. Lo que nos obliga a hacer conciencia de la importancia que como individuo representamos en la sociedad, de ser responsable y olvidar esas viejas prácticas de dejar o tirar nuestra basura en las calles, o aventarla desde la ventana mientras utilizo el transporte público y pensar que al tirarla lo que nos coloca un centímetro mas cerca de terminar con el agua hasta el cuello.