El pasado 22 de marzo, fue el día internacional del agua, conmemorarlo nos deja muchos retos, especialmente porque cargamos con viejas ideas, por modelos poco exitosos de cuidado y conservación de los recursos, así como también una mala educación ambiental. Es importante señalar que, de acuerdo con investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, al menos el 57% del agua se desperdicia, dicha información es de relevancia, considerando que tan solo en 2022, se llegó una cifra histórica del 15.1% de escasez de agua en México (datos del Banco Mundial).
La educación ambiental es un punto importante a considerar, ya que pudiera ser la clave para eficientizar el uso de los recursos y reducir su desperdicio, sin embargo, se tiene una idea preconcebida de que lo único que podemos hacer para cuidar el agua es: bañarnos en 5 minutos o menos, lavar el auto con cubetas y no con el chorro de la manguera, lavarnos los dientes con un vaso de agua, utilizar el agua de la lavadora para riego de jardines o lavado de pisos, entre otros; sin embargo, pese a que dichas iniciativas se hayan fomentado, no han sido suficientes para darle solución al tema del agua. La ciencia y la tecnología nos muestran un abanico de posibilidades para que sea exitoso el cuidado de esta molécula vital, considerando que de acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad el 60% del agua se destina para la agricultura y ganadería, el 15% abastecimiento público, el 5% en la industria y el 4% en termoeléctricas. Tomando en cuenta el agua que emplea la población de manera directa (15%) más de la mitad es desperdiciada por tuberías obsoletas, fugas de agua y mal manejo en el servicio de agua potable ¿Responsabilidad individual o colectiva? Al final de cuentas es un problema que nos compete a todos.
Hablando sobre lo que ocurre en nuestro hogar, ¿Cuántas veces compramos más alimentos de los que necesitamos? pensar en ello nos ayudará a entender este punto. Cada vez que esos alimentos terminan en la basura, el agua que se necesitó para su producción tendrá el mismo destino… Hagamos cuentas con un producto mexicano, el jitomate, para producir un kilogramo de este delicioso producto, se necesita 215 litros de agua si su producción se realiza a cielo abierto, pero si su producción ocurre bajo invernadero, esta cantidad se ve reducida a 13 litros por cada kilogramo. Siendo esta una alternativa sostenible para la producción agrícola, pero también un recordatorio de que, no porque nos cueste menos agua producirlo, podemos desperdiciarlo.
En este mismo sentido, existe algo que aún no mencionamos, los alimentos ultra procesados. Vivimos inundados por ellos y el impacto que estos tienen sobre el agua de nuestro planeta es abrumador, además del daño que ocasionan algunos para la salud, pero esa es otra historia, sigamos hablando del agua. Al comprar estos productos, debemos sumar el agua necesaria para producir el embalaje (latas, bolsas, contenedores, etc.), el proceso de producción, el agua consumida en la conservación de los mismos, el agua en el proceso de transporte, convirtiéndolos en un producto que impacta negativamente en nuestro planeta ¡sumar y sumar y sumar agua! Y todo es aún más complicado si estos productos terminan en la basura al ser desperdiciados.
Es momento de reflexionar, ¿Qué estoy haciendo con el control que tengo sobre el cuidado del agua?, ¿Cuál es mi responsabilidad con estos recursos? ¿Es importante o no que se establezcan nuevas políticas de protección al agua o cumplir y darle seguimiento a las ya existentes? una respuesta significativa es: ¡ser un consumidor responsable! “La responsabilidad es la clave”, para comprar solo lo necesario y así evitar el desperdicio de alimentos, la responsabilidad de disminuir mi consumo de productos ultra procesados, el consumo de productos locales como una alternativa para el cuidado del agua y del ambiente, exigir mantenimiento y mejora a la infraestructura hídrica, si yo soy el productor de los alimentos buscar alternativas sostenibles para la producción agrícola, y desde mi hogar vigilar que no haya fugas y hacer todo lo que ya sabemos que debemos hacer, al final de cuentas todo se resume en que sea respetado el derecho humano al agua. Por último, analiza tus acciones con respecto al consumo de agua, no seas el imprudente que aún con la escasez, se avienta cubetadas de agua en festividades religiosas o culturales. Cuidar el agua es un tema de todos.