La conmemoración del 08 de marzo, día internacional de la mujer nace de la necesidad de exigir justicia hacia los derechos laborales, hoy en día vemos imágenes, videos, discursos y campañas que son utilizadas con fines políticos, de imagen pública y en algunos casos hasta lucrativos por diversos sectores y personajes que aprovechan la ocasión para ganar reconocimiento.
Nadie tiene la verdad absoluta, cada uno de los que postulamos el tema seguramente lo haremos desde la experiencia de vida y bajo el análisis de datos que llevan implícita una interpretación en dirección a nuestros conocimientos y creencias. Hoy me gustaría dirigir el siguiente texto de manera respetuosa hacia la sociedad; ya que no toda la culpa es de las autoridades e instituciones gubernamentales, en casa desde la familia de qué manera construimos los discursos y ambientes en los que nuestras niñas se desarrollan, cuánto respeto, educación e información les ofrecemos, cuantos padres de familia o hermanos les mostramos sus derechos fundamentales.
Ahora hablemos de otro enfoque, en varias empresas cuando una mujer conoce sus derechos laborales, cuando hace valer un trato digno y respetuoso, tristemente los gerentes o directivos pareciera que de inmediato dicha figura femenina se convierte en un peligro para sus compañeros, cuando en realidad simplemente se ha informado con respecto a sus derechos y obligaciones. Una tarea pendiente se encuentra en dejar de pedirle a las mujeres en sus centros de trabajo, que preparen el cafecito, atiendan al jefe o jefa para que todo esté lindo en su oficina, frases como “Ustedes que son mujeres encarguense de eso”, palabras y conductas que demeritan la creatividad e intelecto de las trabajadoras, no fueron contratadas para eso, además muchas profesionistas han estado bajo el mando de superiores que en algunos casos ni siquiera estudiaron, o que su preparación profesional no coincide con el cargo, pero gracias a sus contactos a sus relaciones públicas llegan para quedarse y bloquear la oportunidad a quien sí la merece, cuántas mujeres realmente preparadas nunca escalan a puestos gerenciales por el simple hecho de ser mujeres, ganando un salario menor al de los varones, estoy segura que si cada uno de nosotros desde nuestra trinchera hacemos valiosas aportaciones, podemos crear un mundo mejor para todos, no sólo para nuestro género. Las brechas salariales de género existen.
En otros casos es triste tener que aguantar bromas en doble sentido, acercamientos o piropos dejando de lado el aspecto profesional y vulnerando la tranquilidad de las mujeres, ningún espacio laboral debería ponernos en una situación fuera de contexto; cuantos de nosotros hemos visto que incluso en algunos lugares una mujer que no lleva maquillaje o ropa atractiva es tratada con menor respeto que aquellas que portan una “mejor imagen”. Cuántas veces en los eventos conmemorativos observamos que asisten varones que sólo van a tomarse la fotografía mientras en casa, en su círculo social y en el trabajo se conducen sin ética ni principios o que incluso minimizan los logros y el talento de sus compañeras o subordinadas.
Si bien no podemos generalizar, es importante visibilizar que aún hay mucho por construir en los distintos escenarios, familia, justicia, instituciones, autoridades, sociedad y esta última la conformamos todos.
La cultura, información y educación son herramientas valiosas que pueden crear un futuro digno para las próximas generaciones, por ello invito a la sociedad a crear redes de apoyo respetuosas a las diferentes expresiones y a la libertad de pensamiento, es momento de darle voz y respeto a todas las mujeres. Es tiempo de dejar atrás los constructos sociales que no favorecen a la paz y la justicia.
Por otro lado quiero reconocer a aquellos que sí respetan en público y en privado los derechos de las mujeres, a los aliados, a los amigos, a los que marchan con las mujeres, a los que cubren la nota sin juicios, a los que se dan la oportunidad de escuchar, a los que generan espacios dignos.
Es necesario que hombres y mujeres de este país respetemos las leyes, los derechos de los demás ciudadanos, demos un trato digno a los conocidos y desconocidos, es momento de impulsar desde temprana edad el conocimiento a las artes, a la comunicación asertiva, a la ciencia y a todo lo que aporte, a todo lo que edifique.
Es prioritario que se capacite a los médicos, a los servidores públicos y a los trabajadores sobre el trato respetuoso y profesional que merecen las mujeres de todas la edades, en todo lugar y momento.
El ocho de marzo debe ser un recordatorio de todos los pendientes que tenemos a nivel mundial, una tarea para que las autoridades realmente verifiquen que en los diferentes sectores productivos las mujeres tengan igualdad de oportunidades, de crecimiento, de bienestar, más allá del discurso.
Invito a que todos en conjunto ayudemos a conformar un país seguro, para todos, desde el respeto, la integridad y la congruencia; desde la legalidad, la justicia, asistiendo a foros, conferencias, leyendo y escuchando a las activistas a las asociaciones civiles que realizan estadísticas de estos temas.
Y para cerrar esta breve reflexión me gustaría citar a Mary Wollstonecraft, filósofa y escritora inglesa, con la siguiente frase: «Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas».
Los invitamos a que sigan pendientes de nuestros contenidos en el marco del día internacional de la mujer, bajo distintos enfoques.